sábado, 7 de mayo de 2016

Laicos cristianos: Comunidad de San Egidio

Buenas a todos, espero que estén bien:D
Hoy les traigo un nuevo tema: La comunidad de laicos cristianos, enfatizando en la Comunidad de San Egilio pero antes de ir al grano quisiera darles una pequeña introducción acerca de esto.

Si observamos bien cada una de las entradas que he hecho alrededor de este año escolar, es notable que las he ido subiendo "cronológicamente" en cuanto a la historia de la Iglesia a través del tiempo, y vemos que hasta finales del siglo XX e inicios del siglo XXI, siglo en que nos encontramos en la actualidad, la iglesia ha tenido sus altas y bajas, pro's y contra's. Es en el siglo XX en el que la sociedad empieza a crear sus propias ideologías acerca de la religión y empiezan a conformarse con la ideas relacionadas al ateísmo, que es simplemente no creer en el Dios que profesaron creer y seguir tantas personas a través de lo largo de la historia.

Es por esto que la Iglesia Católica tuvo que hacer frente a esta situación mediante Concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII, haciendo una gran reforma.


El cambio de la Iglesia produjo la creación de las comunidades de laicos cristianos: quienes pensaban que no era necesario ser monje o sacerdote para dedicar tu vida a Dios. Eran hombre y mujeres que se reunían para escuchar y poner en práctica el evangelio.


Hoy me concentraré, como dije anteriormente, en la Comunidad de San Egilio. Todo empezó en el año 1968 cuando un joven llamado Andrea Riccardi, tomó la iniciativa de reunir a estudiantes de sus últimos años de bachiller para escuchar y poner en práctica el evangelio, poco a poco se fueron uniendo más estudiantes, lo que al final resultó como la Comunidad de San Egidio, que tiene su cede en loa iglesia romana de San Egidio de donde su nombre procede. Esta comunidad se constituye como una comunidad de laicos cristianos.




Desde 1973, en la Iglesia de Sant’Egidio en el Trastevere, la primera iglesia de la Comunidad, se empezó con la costumbre de la oración comunitaria todas las tardes, que desde entonces acompaña la vida de todas las comunidades en todas las partes del mundo. En la segunda mitad de los años setenta, la Comunidad empezó a radicarse también en otras ciudades italianas y más tarde, en los años ochenta, a difundirse en Europa, África, América y Asia. Desde su origen, el servicio a los más pobres, a la dignidad humana y a los derechos de la persona caracteriza, junto con la oración y la comunicación del Evangelio, la vida de la Comunidad que ha construido formas de ayuda y de amistad en medio de formas de pobreza viejas y nuevas (ancianos solos y no autosuficientes, emigrantes y personas sin hogar, enfermos terminales y de Sida, niños con riesgo de desviaciones y de marginación, nómadas y discapacitados físicos y mentales, drogadictos, víctimas de la guerra, encarcelados y condenados a muerte). Los pobres son compañeros habituales de la vida y de la actividad de los miembros de la Comunidad, como amigos y parte de su familia. Precisamente es esta amistad la que ha llevado a Sant’Egidio a comprender que la guerra es la madre de todas las pobrezas y, por tanto, a un compromiso explícito en favor de la paz. El 18 de mayo de 1986 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó la erección de la Comunità di Sant’Egidio como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.




A continuación les dejo una lista de las los estamentos y/o pilares que caracterizan esta comunidad:

  • Tener una vida centrada en oración y liturgia.
  • Profundizar constantemente en la palabra de Dios, en especial el evangelio, como fuente del sentido de la vida.
  • Cercanía y solidaridad con los pobres, vivida como servicio voluntario y gratuito.
  • El ecumenismo.
  • El trabajo por la paz en el mundo concretado en favorecer y desarrollar el dialogo en aquellos lugares de conflicto.

Esto es todo por hoy, espero que lo hayan entendido y guardado lo más importante.



Que el Señor les bendiga abundantemente...


Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:3

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